Soy mujer. Tengo 21 años y nunca me tocó vivir un episodio de abuso o acoso. Que suerte, ¿no? No tendría que ser suerte. Tendría que ser una realidad para todas. La mayoría de las mujeres en el mundo han pasado por situaciones espantosas, inhumanas, por el solo hecho de ser mujeres. Muchos se ríen cuando escuchan la palabra “patriarcado”, “machismo”, “feminismo”. Reírse de esas cosas es negar una realidad que está vigente en la humanidad desde sus cimientos.
Esto sucede porque el poder siempre estuvo reservado para los hombres. Por el hecho de ser físicamente más fuertes, por su biología. Denle la razón que quieran, pero esa es la verdad. Antes eran los únicos que podían trabajar. Luego los únicos que podían expresarse. Los únicos que podían actuar, dirigir ejércitos, pelear en batallas, escribir libros, tener la razón. Gracias a una cosa llamada “feminismo” todo eso fue cambiando. Por el valor de muchas mujeres que decidieron que querían otra cosa para sus vidas. Pero hay algo que no cambia. Por más mujeres presidentes que haya, por más premios Nobel femeninos que se entreguen, por más directoras mujeres que nominen en las temporadas de premios, los femicidios y los abusos no se detienen. Ni en mi país ni en ninguna parte del mundo.
Primero fue Marita Verón. Después fue Ángeles Rawson, después Lucía Pérez. Cada treinta horas se muere una mujer en Argentina por femicidio. ¿Hasta cuándo? Pero la gente sigue diciendo: ¿qué tenía puesto? ¿Qué hacía ahí a esa hora? Estaba provocando. Era re trola, estaba con cualquiera. ¿Por qué tardó tanto en decir que había sido abusada?
El otro día escuché en un video a un hombre que decía “Te tenés que vestir como querés ser tratada”. Entonces: si yo me pongo un mini short, un top, unos tacos aguja y salgo así a la calla significa que me estoy vistiendo como una prostituta. Y a las prostitutas hay que maltratarlas, ¿no? Porque si yo me visto así o me vista de cualquier manera, como soy mujer me tengo que bancar que alguien me grite una guarangada. Que alguien me toque el culo, que me manosee, que me violen entre cinco, me empalen y me dejen muerte en una sanja. NO, NO, NO.
No tenemos que enseñar a las niñas a cuidarse. Tenemos que enseñar a los niños que no son dueños de nadie, que la mujer no es un objeto, no es un juguete con el que se puede jugar. Y no caigamos en "podría se tu hermana, podría ser tu prima". Para sentir empatía no se necesita tener ni vinculo ni cercanía con la persona. La empatía es entre todos, por el solo hecho de ser personas. Nadie se merece pasar por una situación de abuso. Cada uno es dueño de su cuerpo, cada uno es libre de tomar sus propias decisiones, no importa lo trola, fácil o provocadora que sea.
"Solo quiero que me recuerden como una persona que quería ser libre" Rosa Parks, la primera dama de los derechos civiles
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