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Una vez leí que Shakespeare atraviesa todos los tiempos porque los temas que aborda son totalmente universales. Esto se ve en la cantidad enorme de reinterpretaciones que se han hecho de sus obras. Desde versiones modernas de Romeo y Julietahasta las reelaboraciones del gran Akira Kurosawa, las creaciones de Shakespeare nunca dejan de reinventarse, y así se vuelven inmutables ante el tiempo. Macbeth es una de esas obras que han sobrevivido al paso de los años y llamarlo sólo un clásico sería no comprender la magnitud de su legado. La historia de Macbeth no deja ajeno a nadie, por más que no hayamos leído la obra: un hombre se deja llevar por la ambición y termina sucumbiendo ante las consecuencias de sus actos. Otra vez, un tema sumamente universal y humano.
Luego de ganar una batalla, tres brujas se le aparecen en el campo abierto a Macbeth, un barón escocés, y le anuncian que algún día será rey. Este es el comienzo de toda una red de asesinatos y traiciones que llevará a cabo para lograr más rápido su cometido. Pero como la historia siempre nos ha enseñado, no podemos forzar al destino, porque ese camino lo llevará a su ruina.
Además de la historia, perfectamente escrita, los personajes son de los más ricos de toda la obra del dramaturgo. Las brujas, Macduff, Banquo, el propio Macbeth y, por supuesto, Lady Macbeth, uno de los mejores personajes que se hayan escrito en la literatura universal. Su composición y desarrollo son magníficos: tan diabólica y fuerte al principio, tan indefensa y débil al final… creo que sin dudas logra ser el personaje que se lleva todos los aplausos.
Siempre es buen momento para leer un clásico, sobre todo cuando se trata de Shakespeare. Macbeth es una buena opción para adentrarnos en la obra del escritor inglés y también para introducirnos en la dramaturgia, género al que generalmente rehuimos más. Poética e intensa, esta obra está condenada a nunca ser olvidada.
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