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1. Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski
La obra maestra de Dostoyevski, trata de un joven estudiante que está atravesando una crisis existencial. En ese momento de su vida, después de haber escuchado una conversación ajena, se obsesiona con la idea de la justicia por mano propia. Esa es una de las dos preguntas que se plantean en la novela: ¿se considera un delito matar a alguien que hace daño a otros? Y la otra pregunta es, ¿uno puede redimirse después de cometer un crimen inhumano? Lejos de ser denso y aburrido, como yo temía, se convirtió en uno de mis libros favoritos.
2. Nunca me abandones de Kasuo Ishiguro
Una de las novelas más tristes que leí en mi vida. Kathy, dulce, sensible, completamente humana a pesar de su concepción artificial, se robó mi corazón. Ella vive en un instituto pupilo junto a muchos chicos iguales a ella. Son clones de humanos, y su único objetivo en la vida es la donación de órganos. Esto significa que tendrán una vida corta, sin posibilidad de impedirlo. Tanto Kathy como todos los demás están entregados a ese destino, y eso es lo más desasosegante. Pero no por eso dejan de estar tristes. La angustia se siente al ver llegar un fin lleno de nada, sin sentido. Fue la única vez que lloré leyendo un libro.
3. Casa de muñecas de Kenrik Ibsen
Una obra de teatro icónica de uno de los dramaturgos más importantes del siglo XIX. Trata de una familia de clase media y la protagonista es Nora, la madre. Toda la historia consiste en su despertar, en romper con el mandato social y de su posición como mujer para poder tomar sus propias decisiones. Para un dramaturgo nacido en el 1800, esto significa un gran avance en la mentalidad de la comunidad. Y está perfecto.
4. El rey Lear de William Shakespeare
Cuenta la historia del viejo rey Lear, quien divide sus tierras entre las hijas que fingían amarlo y destierra a la hija menor, la única que lo quería genuinamente. Es una tragedia de traición y locura, que construye uno de los personajes más interesantes de toda la obra del dramaturgo inglés. Se presta para un rico análisis psicológico, algo que me fascina, y también para muchísimas interpretaciones.
5. Los restos del día de Kasuo Ishiguro
La historia del mayordomo Stevens es una especie de road story en la que el protagonista, mientras emprende un viaje por el sur de Inglaterra, va atando cabos sobre su larga vida de sirviente. Un personaje totalmente ambiguo pero querible y una historia sobre el despertar y las decepciones.
6. Las fuerzas extrañas de Leopoldo Lugones
Este libro de cuentos contiene doce cuentos que tratan una gran diversidad de temas: la física, la religión, la mitología clásica, la ciencia, entre otros. La prosa de Lugones es increíble y sus historias lo son aún más. Una obra monumental del hombre por el cual festejamos cada 13 de junio el día del escritor.
7. A sangre fría de Truman Capote
La obra que inauguró la novela de la "no ficción" en Estados Unidos (hace un tiempo me enteré que Rodolfo Walsh ya lo había hecho acá en Argentina), cuenta la historia de un brutal crimen que se dio en el estado de Kansas en el 1959. Una familia común y corriente aparece asesinada de una manera inhumana en su propia casa, y todas las personas del pueblo comienzan a mirarse entre sí con miedo, como si fueran desconocidos. La historia comienza con los testimonios de los últimos que los vieron vivos, y cubre toda la investigación policial para encontrar a los asesinos. Esto fue un caso verídico por el cual Capote se obsesionó. Recopiló testimonios, entrevistas y toda una investigación policial para escribir esta gran novela.
8. Misteriosa Buenos Aires de Manuel Mujica Lainez
Otro libro de cuentos de otro gran escritor argentino. "Manucho" compila una serie de cuentos que abarcan el período desde la fundación de la primera Buenos Aires en el 1536 hasta los primeros años del siglo, en la decadencia de la clase alta argentina. Las descripciones y su prosa no tienen desperdicio. Increíble en todos los sentidos.
9. El amante de Margarite Duras
De carácter semi autobiográfico, esta novela corta cuenta la aventura que tuvo la escritora a los dieciséis años con un hombre indochino de treinta años. Ella quería aprender sobre sexo y escapar de su vida familiar tormentosa. Él la amó desde el principio, un amor que perduró toda la vida. Está escrita con tal perfección y originalidad que parece como si realmente estuviéramos leyendo los pensamientos pasados de Margarite Duras.
10. La trilogía de la tierra de Federico García Lorca
Sus tres últimas obras, Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, antes de ser fucilado al estallar la Guerra Civil Española. Tuve la suerte de representar el último acto de La casa de Bernarda Alba a los quince años, y desde entonces me enamoré de Lorca. Este año pude leer las tres y analizarlas en su conjunto. Aborda temas como las relaciones familiares, la sangre, la fecundidad, la esterilidad, la traición, la muerte y el destino trágico unido a un castigo. Lorca retrata el mundo femenino y hace una denuncia al resto de la sociedad, a esos que se jactan falsamente de vivir sin pecado.
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