Hay películas que están hechas para determinadas personas. En este caso, es una película para los argentinos. No me refiero a que los extranjeros no puedan verla y disfrutarla, pero está repleta de guiños y uno puede pasar de largo ciertas cosas si no se es local. Por sobre todo, el tema que se aborda es tan personal que lo seguimos viviendo como un hecho cercano, cuya herida no ha terminado de sanar.
Basada en la novela de Eduardo Sacheri La noche de Ulsina, cuenta la historia de un grupo de laburantes de un pueblo del interior que deciden armar una cooperativa en el marco del 2001, semanas antes del famoso “Corralito”. Luego de reunir los ahorros de toda su vida, los depositan en el banco el día antes de la catástrofe. Ese es el disparador para esta odisea, en la que los giles intentarán recuperar lo que es suyo.
Ya partimos de una propuesta divertida y movilizante, que nos hace sentir empatía con los personajes. Esta gente sencilla y trabajadora, que siempre vivió una vida tranquila y honesta, se ve en la obligación de hacer justicia por mano propia y convertirse en los Robin Hood de su pueblo. Después tenemos un reparto magnífico, con actores de la talla de Luis Brandoni, Rita Cortesse, Ricardo Darín, entre otros. Con un villano desagradable y unos antihéroes entrañables, la comedia funciona muy bien y se convierte en una experiencia tan cómica como dramática y llena de tensión.
Sin embargo, no termina siendo algo extraordinario, ya que por momentos falla en la fluidez y la espontaneidad. Creo que en el intento de movilizar demasiado al espectador se descuidó la calidad de la trama, pero aun así funciona muy bien.
La odisea de los giles es una propuesta rica e interesante, que llama a todos los argentinos a experimentar con un toque de humor uno de los momentos más difíciles de nuestro país. Aunque, por sobre todas las cosas, nos invita a reflexionar y entender que el ser honesto nunca debería ser una causa de vergüenza, sino un motor para llevar una vida digna y ejemplar.
Mi opinión: muy buena
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