Después de diez años Clint Eastwood vuelve a protagonizar una de sus películas. Recordemos que la última había sido la increíble Gran Torino (2008), donde interpretaba a un amargado ex combatiente de la Guerra de Corea que encuentra la paz en el ocaso de su vida al relacionarse con sus vecinos orientales. Este regreso no llega a superarla, pero no nos decepciona, sobre todo cuando hablamos de la actuación de Eastwood.
![](https://static.wixstatic.com/media/a27d24_208fe3a771c14c89a53ac77839c633f5~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_551,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/a27d24_208fe3a771c14c89a53ac77839c633f5~mv2.jpg)
Earl Stone es un anciano que ha dedicado su vida a su trabajo (el cultivo de lirios) y ha dejado de lado a su familia, con quienes ya casi no tiene relación. Además, su negocio tan preciado ha quebrado debido al arraso de internet en su comunidad, que ya dado la espalda a las viejas usanzas para enfocarse únicamente en las pantallas de sus celulares y en las compras online. Entonces: Earl ha quedado fuera de su familia, fuera del sistema y está quebrado. Pero un día se le presenta la oportunidad de convertirse en mula para unos narcotraficantes mexicanos y no solo su situación financiera empieza a mejorar, sino que empieza a cobrar fuerzas y recupera ese placer por vivir que creía perdido. Por supuesto después vendrán las consecuencias por haberse involucrado en ese mundo.
Si bien el planteo es muy interesante, su desarrollo deja al espectador algo desilusionado. En primer lugar tenemos los estereotipos que encontramos en la horrible mafia mexicana. Todos los integrantes con sus correspondientes cadenas de plata u oro, su bigote con forma de salchicha, su cara de hombre rudo y su mala pronunciación terminan por irritar. Sumemos el hecho de que la mayoría del reparto narco no es mexicano (Andy García, el jefe de la mafia, es cubano). Pero deben tener la caracterización de latino contrabandista que los estadounidenses están acostumbrados a ver. En segundo lugar, también está la tríada típica de las películas de detectives: el supervisor negro, el agente blanco y yankee recién llegado a la ciudad y su compañero latino, que no habla mucho y no suele tomar decisiones. Más allá de estos planteos típicos quiero resaltar que la acción de la trama no tiene mucha fuerza, pero aun así funciona.
![](https://static.wixstatic.com/media/a27d24_680528fe78cf4664a1e6caa61d57d2cb~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_484,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/a27d24_680528fe78cf4664a1e6caa61d57d2cb~mv2.jpg)
Lo mejor por su supuesto es el protagonista. Con ochenta y ocho años nos vuelve a regalar un personaje memorable, que lucha por subsistir en ese mundo que lo ha dejado de lado por su edad, su ocupación y sus habilidades consideradas obsoletas. Eastwood está dignificando la vejez con su rol, ya que muestra el motor invencible de un marginal de la sociedad, que termina siendo un antihéroe con mucha personalidad.
Tampoco faltan los guiños de humor y los chistes racistas que nos enamoraron en Gran Torino, que le dan un poco de cuerpo y respiro a la narración que por momentos se vuelve bastante predecible.
![](https://static.wixstatic.com/media/a27d24_68fb52267ce941b5ae2476c8bcf21400~mv2.jpg/v1/fill/w_640,h_434,al_c,q_80,enc_auto/a27d24_68fb52267ce941b5ae2476c8bcf21400~mv2.jpg)
A pesar de los estereotipos raciales y culturales, yo creo que uno de los propósitos del director fue hacer una denuncia a ese racismo que está tan latente en la sociedad estadounidense y en el mundo. Pero hubiese sido mejor que hiciese esa denuncia sin ser racista él mismo, aunque no haya sido con mala intención.
Con un final bastante conmovedor, el regreso de uno de los mejores cineastas de este y el siglo pasado se convierte en una experiencia agradable pero no única, que nos muestra la búsqueda de un hombre para encontrar la paz y encontrarse a sí mismo.
Mi opinión: buena
Comments