Las distopías se han convertido en el género de moda en los últimos años. El cuento de la criada es una de las muchas distopías contemporáneas que han fascinado al mundo. ¿Y por qué nos atrae tanto este género? Una vez un profesor nos dijo que en la actualidad nos cuesta pensar en un mundo utópico, por eso nos inclinamos más a historias distópicas. Esta sensación se remonta a principios del siglo XX, cuando las grandes guerras y el avance desaforado de la tecnología dejaron a la población despojados de la esperanza de un futuro mejor. Las tres grandes distopías del siglo pasado (Un mundo feliz, Fahrenheit 451 y 1984), al igual que muchas otras, tuvieron algo en común: un futuro en el que las personas no tienen la posibilidad de vivir y pensar libremente.
En 1948, año en el que se escribió el libro, George Orwell tuvo la intención de hacer una profecía de cómo sería el mundo en 1984: un mundo controlado por un grupo reducido de personas, quienes podrían controlar hasta el más ínfimo detalle, porque siempre están atentos, vigilando todos los movimientos de la gente. Winston Smith, un hombre que odia al Partido dominante y a su líder, el Gran Hermano, un ser omnipresente que “vela por todos”, tiene la oportunidad de revelarse ante el sistema establecido, pero no lo hará ni con armas ni con actos de terrorismo: se revelará cuando intente vivir libremente. Esto es lo que hace tan desolador al libro, el hecho de que el único acto de rebeldía posible sea que las personas intenten ser feliz a su manera.
En su momento el autor se inspiró en lo que estaba pasando en la Unión Soviética (que no fue muy distinto de lo que relató él en su obra) y podemos ver lo parecido que fue en todas las dictaduras que ocurrieron y siguen ocurriendo en el mundo. La brutalidad de ciertas descripciones, como la forma de vida de los habitantes o el desconsuelo de no poder aspirar a un mundo distinto, hace temblar de miedo a cualquiera que lea esta obra maestra.
1984 no es solo un clásico que marca una época, es una historia sumamente triste, llena de alma y humanidad, y posiciona al personaje de Winston como uno de los más icónicos y recordados por la literatura universal. Él es el héroe de este y de muchos mundos distópicos, donde la rebelión consiste en intentar ser un ser humano, en un lugar donde nos han prohibido serlo.
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